La venta de acciones de la compañía por parte del CEO de Coinbase, Brian Armstrong, ha levantado algunas cejas debido a su aparente buen momento. Armstrong vendió 29,730 acciones el 5 de junio, un día antes de que la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) presentara una queja contra Coinbase por violaciones a la ley de valores. Con este movimiento, Armstrong evitó una pérdida significativa, ya que el precio de las acciones de Coinbase se desplomó un 20% el día del litigio.
Sin embargo, es importante entender que Armstrong ha estado vendiendo acciones regularmente desde noviembre del año pasado bajo un plan preestablecido 10b5-1 que se implementó en agosto. Este plan define la fecha y el tamaño de las transacciones con anticipación, lo que indica que la venta del 5 de junio de Armstrong podría haber sido programada antes de que él tuviera conocimiento del litigio de la SEC.
Curiosamente, aunque las ventas de acciones de Armstrong han sido rutinarias, no siempre han resultado ser rentables. Según Forbes, su patrimonio neto cayó un 11.8% hasta los $2.2 mil millones el día siguiente a la acción de la SEC contra Coinbase, lo que lo coloca como la 1,409ª persona más rica del mundo.
De manera intrigante, entre los ejecutivos de Coinbase, solo los miembros de la junta Tobias Lutke y Fred Ehrsam han comprado acciones de Coinbase en el último año. Esto llama aún más la atención, ya que Armstrong y Ehrsam fueron acusados en una demanda presentada por un accionista en mayo. La queja alegaba que vendieron acciones en una oferta pública en abril de 2021 antes de la divulgación de información financiera desfavorable, lo que llevó a una caída del 37% en el precio de las acciones.
El momento de las ventas de acciones de Armstrong ha desatado un animado debate, pero las circunstancias sugieren una imagen más compleja que implica transacciones rutinarias y la imprevisibilidad del mercado, más que un conocimiento interno.