La sociedad británica, reconocida por su civismo y democracia, está enfrentando un nuevo dilema con la propuesta de una libra digital, también conocida como "Britcoin". El gobierno del Reino Unido buscó la opinión pública antes de aprobar este proyecto, obteniendo una sorprendente ola de protestas.
Entre febrero y junio de 2023, se recopilaron unas 50,000 respuestas a la consulta conjunta realizada por el Tesoro de Su Majestad y el Banco de Inglaterra. Según el periódico británico The Telegraph, se desató una "reacción pública violenta", con amplias preocupaciones sobre la privacidad y el temor a las posibles consecuencias para el efectivo.
Muchos ciudadanos temen que el "Britcoin" pueda ser utilizado para vigilar a los ciudadanos del Reino Unido. También existe el temor de que pueda desestabilizar el sistema financiero del país, ya que facilitaría que los depositantes retiren sus fondos de los bancos comerciales en tiempos de crisis, lo que promovería corridas bancarias.
Estas preocupaciones emergen en un contexto en el que muchas personas en el sector criptográfico siguen viendo las monedas digitales de los bancos centrales (CBDC) con desconfianza, considerándolas como torpes intentos del gobierno para extinguir el dinero privado, incluidas las criptomonedas descentralizadas.
A pesar de estos temores, vale la pena explorar más a fondo algunas de las preocupaciones públicas que se han planteado en la reciente consulta del Reino Unido. ¿Son realmente la privacidad y la estabilidad cuestiones de riesgo significativo para las CBDC en las economías occidentales avanzadas? Además, ¿pueden las monedas digitales emitidas por el estado potencialmente mejorar la inclusión financiera? ¿Están realmente diseñadas para dejar fuera de juego a las criptomonedas?
El impulso hacia un 'Britcoin' se da en un contexto donde muchas naciones luchan por adaptarse a una economía cada vez más libre de efectivo. En esta era digital, los defensores argumentan que el Reino Unido debe mantenerse al ritmo de la innovación en el sector de pagos para seguir estando a la vanguardia del cambio tecnológico.
Por otro lado, las intenciones nobles pueden no ser suficientes para calmar las preocupaciones sobre la privacidad. Con una CBDC, se podrían generar enormes cantidades de datos que permitirían a cualquiera, desde el gobierno hasta empresas de terceros, desarrollar perfiles extensos sobre el público y espiar sus gastos como nunca antes.
Sin embargo, con el diseño y la regulación adecuados, la privacidad puede mantenerse en gran medida. Las tecnologías que mejoran la privacidad, como las pruebas de conocimiento cero o la privacidad diferencial, pueden incorporarse para proteger las identidades de los usuarios y los detalles de las transacciones, permitiendo al mismo tiempo la supervisión reguladora.
También se plantean preocupaciones sobre la posibilidad de una 'fuga de depósitos' con la adopción de un 'Britcoin'. Se advierte que si una libra digital puede ser retirada instantáneamente durante tiempos de inestabilidad económica, podría exacerbar las crisis financieras. La limitación en las tenencias de 'Britcoin' podría ser una solución a tal amenaza, pero al mismo tiempo podría disminuir el entusiasmo público por la libra digital.
Finalmente, en términos de inclusión financiera, un 'Britcoin' minorista podría potencialmente impulsarla. Sin embargo, la extensión de este beneficio en el Reino Unido es discutible, dado que la mayoría de los adultos ya tienen acceso a una cuenta bancaria.
En general, el lanzamiento a gran escala de una libra digital está todavía a varios años de distancia, si es que llega a suceder. Los beneficios y desafíos de introducir una libra digital deben ser cuidadosamente considerados. En última instancia, adoptar una libra digital no es solo una decisión económica, sino también social, ya que podría amenazar lo que queda de anonimato y privacidad en las transacciones comerciales.
Por otro lado, algunos críticos en el sector de las criptomonedas ven las CBDCs como un intento de eliminar el dinero privado, incluyendo las criptomonedas descentralizadas como Bitcoin. "El surgimiento de criptomonedas descentralizadas como Bitcoin, así como de stablecoins, ha catalizado sin duda el interés de los bancos centrales en proporcionar sus propias monedas digitales, especialmente a medida que el uso de la moneda física se desvanece", señaló Prasad.
Sin embargo, las CBDCs "no están necesariamente destinadas a eliminar las monedas digitales privadas, sino que se ven como una forma de mantener el dinero del banco central relevante para las transacciones minoristas y entre pares en un mundo donde el uso de la moneda física para tales transacciones está en declive".
Es más, la introducción de una CBDC podría potencialmente legitimar el concepto más amplio de las monedas digitales, lo cual podría beneficiar indirectamente a las criptomonedas. "El gobierno está pensando más en digitalizar sus economías, no en las amenazas de Bitcoin y otras criptomonedas", coincidieron Ryder y Rau. Las CBDCs representan "un intento de los gobiernos de entrar en el mercado, para ofrecer un producto más mejorado a través de la regulación".
A pesar de todo, el lanzamiento a gran escala de una libra digital aún está a muchos años de distancia. Según el rastreador de CBDC del Atlantic Council, una CBDC del Reino Unido aún está en su etapa de investigación, la etapa de desarrollo de CBDC menos avanzada.
Para concluir, "Los beneficios y desafíos de introducir una libra digital necesitan ser cuidadosamente considerados", dijo Taylor de KPMG UK. Los factores a tener en cuenta incluyen "el delicado equilibrio entre el inevitable declive del efectivo físico, la importancia de asegurar que como economía somos financieramente inclusivos y la actual falta de protección al consumidor en el mercado de activos digitales".
"Encontrar un equilibrio entre la privacidad y la regulación necesaria - por razones importantes como la prevención del lavado de dinero - es un desafío que enfrentan todas las monedas digitales", añadió Rau.
En última instancia, la creación de una moneda digital del banco central no es solo una decisión económica, sino también social. Por eso, las economías en los EE. UU., el Reino Unido y otros lugares están procediendo con tanta cautela. Mientras que algunos ven esto como una oportunidad, otros lo ven con temor y sospecha, haciendo de este un tema que sin duda seguirá generando mucho debate en el futuro.
¿Será que el Reino Unido pueda superar las inquietudes públicas y lanzar su "Britcoin" en el futuro? Solo el tiempo lo dirá.
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